Hoy, Kamala Harris y Donald Trump se enfrentan en una elección presidencial que promete reconfigurar tanto la política interna de Estados Unidos como su estrategia global. La vicepresidenta demócrata y el expresidente republicano compiten con visiones opuestas sobre temas como la economía, la inmigración y la política exterior, en un contexto marcado por conflictos en Medio Oriente, la guerra en Ucrania y el avance de China.

Harris y Trump llegan a esta elección con una ajustada paridad en las encuestas, y la contienda se centra en siete estados clave: Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte, Michigan, Arizona, Wisconsin y Nevada. Estos distritos, diversos en composición social y étnica, serán decisivos para definir quién ocupará la Casa Blanca tras Joe Biden. Ambos candidatos intensificaron sus campañas en estas regiones en los últimos días, conscientes de que un mínimo margen de votos podría decidir el resultado final.

Trump afronta el impacto de un incidente polémico que podría costarle votos en Pensilvania, donde reside una considerable comunidad puertorriqueña. Durante un acto en el Madison Square Garden, el comediante Tony Hinchcliffe, invitado por la campaña republicana, hizo comentarios despectivos sobre Puerto Rico, lo que generó fuertes críticas. Pensilvania, con 19 votos electorales, podría perderse para Trump debido a esta controversia.

Por su parte, Harris enfrenta un desafío en Michigan, que tradicionalmente apoya a los demócratas. La comunidad árabe de este estado, la más numerosa de EE.UU., ha mostrado descontento con el respaldo de Biden a Israel tras el conflicto reciente con Hamas, lo que podría influir en su apoyo a la candidata demócrata en esta elección.

A nivel internacional, las posturas de Harris y Trump son completamente opuestas. Mientras Trump aboga por reducir el apoyo militar a Ucrania y la OTAN y adopta una posición beligerante hacia China, Harris planea reforzar las alianzas globales, aumentar el respaldo a Ucrania y sostener la política de contención hacia China.

Con un empate técnico en las encuestas y ambos candidatos sin ventaja clara, el resultado de estas elecciones no solo determinará el liderazgo estadounidense, sino también el rumbo de la política global.