El presidente argentino, Javier Milei, ha instruido a su equipo para acelerar el proceso de privatización de 59 empresas bajo control estatal, en el marco de su lucha «contra la casta política». Estas compañías, distribuidas en 11 jurisdicciones, están siendo evaluadas por la Agencia de Transformación de Empresas Públicas, liderada por Diego Martín Chaher, junto a un equipo de 30 profesionales.
Entre las empresas en revisión se encuentran Aerolíneas Argentinas, ARSAT, AySA, Fabricaciones Militares, y el Banco Nación. El Gobierno considera que, incluso si alguna de estas empresas es rentable, deben ser privatizadas para evitar el riesgo de que vuelvan a ser deficitarias bajo la gestión pública. El presidente Milei sostiene que el traspaso de estas compañías al sector privado eliminará una fuente de ingresos para «políticos corruptos».

El plan contempla seis mecanismos de privatización, que incluyen la venta de acciones mediante ofertas públicas iniciales, concesiones, escisiones patrimoniales y el cierre de empresas no rentables. El proceso se llevará a cabo en tres etapas: definición, preparación y ejecución, con un plazo de entre seis y ocho meses.
Entre los casos destacados, AySA busca un operador privado para hacerse cargo de su gestión, mientras que ARSAT planea privatizar hasta el 49% de su capital accionario en 2025. En cuanto a Aerolíneas Argentinas, el gobierno de Córdoba podría recibir la flota de Embraer para crear una aerolínea provincial.
El avance de las privatizaciones, una pieza clave en la agenda de Milei, ha generado tanto expectativas en el sector privado como tensiones con sindicatos y sectores políticos que se oponen al desmantelamiento del patrimonio estatal.





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