El encuentro entre las selecciones de Argentina y Venezuela, correspondiente a la novena fecha de las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial, sufrió una demora de 30 minutos debido al mal estado del campo de juego en el estadio Monumental de Maturín. Las intensas lluvias que cayeron en las últimas horas en la región de Monagas dejaron el terreno anegado, complicando el inicio del partido.
El partido, que estaba previsto para las 18:00 (hora argentina), comenzó a las 18:30, una vez que el agua acumulada en varias zonas del campo logró ser retirada, aunque no con la rapidez esperada. Pese a que ya no llovía en el momento del encuentro, los charcos en el césped dificultaban el desarrollo del juego.
Lionel Messi, capitán de la selección argentina, fue uno de los primeros en manifestar su preocupación por el estado del campo, conversando con el árbitro uruguayo Gustavo Tejera antes del inicio. El cuerpo técnico de Argentina, encabezado por Roberto Ayala y Pablo Aimar, también observó de cerca las condiciones del terreno junto con representantes de la Conmebol y la federación venezolana.

Los equipos realizaron una breve entrada en calor antes de regresar a los vestuarios mientras personal del estadio trabajaba intensamente para drenar el agua. El uso de secadores manuales y lampazos permitió que el campo quedara en condiciones mínimamente aceptables para el inicio del partido.
A pesar de las complicaciones, la organización del encuentro decidió que el juego se llevara a cabo, y los seleccionados finalmente saltaron al campo de juego para disputar el esperado duelo. Los jugadores argentinos, incluidos Leandro Paredes y Rodrigo De Paul, realizaron su tradicional ritual de los caramelos, esquivando los charcos en el terreno.






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