El miércoles, nuevas explosiones en varias zonas de Líbano causaron la muerte de 14 personas y dejaron más de 450 heridos. Los aparatos detonados fueron walkie-talkies utilizados por miembros de Hezbollah, el grupo terrorista apoyado por Irán. Las explosiones se produjeron en medio de los funerales de quienes habían muerto en incidentes similares el día anterior.
Hezbollah responsabilizó a Israel por la primera serie de explosiones ocurridas el martes, cuando buscapersonas utilizados por sus miembros comenzaron a estallar, matando a 12 personas y causando cerca de 2.800 heridos. El grupo prometió venganza, lo que generó temores de una escalada de violencia en la región.

Las detonaciones se registraron principalmente en bastiones de Hezbollah en Beirut, en el sur y este del país. Equipos de rescate confirmaron que los artefactos explosivos estaban escondidos dentro de dispositivos de comunicación, lo que generó pánico entre los habitantes y participantes de los funerales.
El origen de los dispositivos y cómo se introdujeron los explosivos siguen siendo objeto de investigación. Una fuente cercana a Hezbollah declaró que los walkie-talkies explotaron en pleno funeral de sus miembros, lo que sugiere una operación de sabotaje dirigida específicamente contra el grupo.
Estas explosiones agravan la ya tensa situación entre Israel y Hezbollah, que desde principios de octubre intercambian fuego regularmente a lo largo de la frontera entre Líbano e Israel. El ataque ha reavivado los temores de una guerra total, en un momento en el que Estados Unidos e Israel están intentando negociar un alto al fuego en el conflicto de Gaza.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reunirá este viernes para abordar la situación en Líbano y las implicaciones de esta nueva serie de explosiones.






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