Un motín estalló en la prisión de alta seguridad IK-19 en la región de Volgogrado, Rusia, donde un grupo de reclusos tomó como rehenes a varios empleados del penal. La revuelta, liderada por al menos tres internos que portaban insignias del Estado Islámico (ISIS) y gritaban «Alá es Grande», resultó en la muerte de un guardia, según confirmó la agencia de noticias TASS.
El Servicio Federal Penitenciario de Rusia (FSIN) informó que los hechos ocurrieron durante una reunión de la comisión disciplinaria de la prisión, cuando los presos se rebelaron y capturaron a los empleados. Inmediatamente, las autoridades iniciaron medidas para liberar a los rehenes y restablecer el orden en el complejo penitenciario, que alberga a más de 1.200 reclusos.

Ante la gravedad de la situación, el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó el envío de refuerzos a la zona. Además, se estableció un cuartel general operativo para coordinar las acciones de las fuerzas de seguridad en la región, mientras que el Comité de Instrucción de Rusia abrió una causa penal por «captura de rehenes».
El gobernador de Volgogrado, Andrey Bocharov, aseguró que no existe amenaza para la población civil y enfatizó la necesidad de cumplir con las leyes rusas, sin hacer comentarios sobre la identidad de los captores, aunque mencionó que no serían ciudadanos rusos. Este incidente se produce en un contexto de creciente tensión en Rusia, donde recientemente se han producido otros ataques vinculados a grupos extremistas.

Este motín recuerda un incidente similar ocurrido en junio pasado en una prisión de la región de Rostov, donde prisioneros también alineados con ISIS llevaron a cabo un asedio, resultando en la intervención de fuerzas especiales rusas que lograron liberar a los rehenes tras un enfrentamiento.





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