El padre Julio César Grassi, condenado a 15 años de prisión por dos hechos de abuso sexual infantil y corrupción de menores, solicitó ante el Tribunal en lo Criminal N°1 de Morón el beneficio de la libertad condicional. Representándose a sí mismo, el sacerdote de 68 años argumentó estar preparado para la reinserción social y aseguró ser inocente de los delitos por los que fue condenado en 2009.
Durante la audiencia, realizada de manera virtual desde la cárcel de Campana, Grassi destacó que ha cumplido con lo exigido por la ley y que cuenta con «contención familiar y económica» para reinsertarse en la sociedad. Además, subrayó los estudios que completó durante su tiempo en prisión, habiéndose recibido de abogado.

«Soy inocente, y estoy respetando lo que la ley me está pidiendo», afirmó Grassi, en un intento de convencer a los jueces de otorgarle la libertad condicional. Sin embargo, la querella, representada por el abogado Juan Pablo Gallego, y el particular damnificado Sergio Piris, en representación de la víctima conocida como Gabriel, se oponen a la solicitud del sacerdote.
La condena de Grassi fue confirmada en 2017 por la Corte Suprema, tras un largo proceso judicial que incluyó el testimonio de 130 testigos. Inicialmente imputado por 17 hechos, Grassi fue hallado culpable de dos casos de abuso sexual agravado y corrupción de menores, cometidos en 1996 en la localidad de Hurlingham.
El Tribunal en lo Criminal N°1 de Morón, compuesto por la jueza Mariana Maldonado y los jueces Juan Carlos Uboldi y Claudio Chaminade, analizará el pedido de libertad condicional, mientras que el fiscal de Ejecución, Mario Ravizzini, se pronunciará al respecto. La ley establece que, en casos de delitos sexuales, este beneficio no suele aplicarse, lo que podría influir en la decisión final del tribunal.





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