El Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD, por sus siglas en inglés) ha informado sobre la detección y seguimiento de cuatro aviones militares rusos operando en la Zona de Identificación de Defensa Aérea de Alaska (ADIZ). Estos aviones fueron detectados por una red de satélites y radares dispuestos en capas, y fueron seguidos hasta que regresaron a sus bases. Según NORAD, los aviones rusos permanecieron en el espacio aéreo internacional y no ingresaron al espacio soberano de Estados Unidos o Canadá.

El Ministerio de Defensa ruso ha confirmado que dos bombarderos estratégicos Tu-95MC realizaron un vuelo rutinario sobre aguas neutrales del Mar de Bering, cerca de la costa occidental de Alaska. El vuelo, que duró 11 horas, fue escoltado por cazas Su-30sm. El Ministerio de Defensa también afirmó que tales misiones sobre el Ártico, el Atlántico Norte y otros mares se realizan regularmente y en cumplimiento con las regulaciones internacionales.

Este incidente ocurre en un contexto de crecientes tensiones entre Rusia y la OTAN, especialmente con respecto al apoyo de la OTAN a Ucrania. Se han reportado cada vez más interferencias y sabotajes rusos en territorio aliado, incluyendo ataques híbridos y manipulación de sistemas de geolocalización, como las interferencias de señales GPS en el mar Báltico.

La OTAN ha ratificado su apoyo a Ucrania a pesar de estas actividades rusas. El Consejo del Atlántico Norte ha expresado su profunda preocupación por las actividades malignas en territorio aliado y ha prometido acciones individuales y colectivas para contrarrestar cualquier forma de agresión por parte de Rusia. La OTAN condena la conducta de Rusia y llama a que cumpla con sus obligaciones internacionales.

Este incidente destaca la importancia de la vigilancia y defensa aérea en la región del Ártico y el Pacífico, así como la necesidad de una coordinación estrecha entre los aliados para hacer frente a las amenazas a la seguridad regional.