Este viernes, una serie de explosiones sacudió el centro de Irán, desencadenando una escalada de tensiones en la región. Funcionarios estadounidenses atribuyeron el ataque aéreo a Israel, en represalia por los recientes lanzamientos de drones y misiles por parte de Irán hacia Israel el sábado pasado.

Los blancos del ataque israelí fueron sitios militares en Isfahán, incluyendo una base aérea que alberga aviones de combate F-14 Tomcats y reactores de investigación. Aunque no hubo objetivos civiles ni nucleares atacados, la acción marca un punto crítico en las tensiones entre ambos países.

A pesar de la magnitud del ataque, Irán minimizó el incidente y descartó planes de represalias, atribuyendo las explosiones a la defensa antiaérea contra drones sospechosos. Las autoridades iraníes también negaron daños en centrales nucleares, según la Agencia Internacional de Energía Atómica.

En medio de la crisis, líderes mundiales han intensificado llamados a la desescalada. Estados Unidos informó al G7 sobre la situación y enfatizó la necesidad de moderación. Rafael Grossi, director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, subrayó la importancia de proteger las instalaciones nucleares en conflictos militares.

El incidente resalta la compleja situación geopolítica en Oriente Medio y la urgente necesidad de diálogo y diplomacia para evitar una mayor escalada de tensiones. Mientras tanto, la comunidad internacional permanece atenta a los desarrollos en la región, esperando un retorno a la calma y la estabilidad.