Rusia anunció este viernes haber llevado a cabo con éxito una prueba de lanzamiento de un misil balístico intercontinental desde el polígono militar de Kapustin Yar, en la región de Astracán. Aunque el Ministerio de Defensa no especificó el tipo de misil utilizado, destacó que el ejercicio tenía como objetivo confirmar la estabilidad de los proyectiles en servicio, asegurando la seguridad estratégica del país.
El comunicado emitido por el Kremlin celebró la «alta fiabilidad» de los misiles rusos y su capacidad para garantizar la seguridad del país frente a amenazas externas. Esta prueba se produce en un momento de crecientes tensiones entre Rusia y Occidente, especialmente con Estados Unidos.
El mismo día de la prueba, funcionarios de la Casa Blanca expresaron preocupación por la rápida expansión de la capacidad militar rusa, atribuyéndola en parte al apoyo de aliados regionales como Corea del Norte, Irán y, especialmente, China. Se señaló que la cooperación entre China y Rusia ha permitido a Moscú continuar con su guerra en Ucrania, reponiendo su arsenal y lanzando nuevas ofensivas.
El gobierno de Biden expresó su inquietud por el creciente acercamiento entre China y Rusia durante una llamada telefónica entre los mandatarios, donde se discutió la necesidad de persuadir a China para que deje de ayudar a Rusia a reconstruir su base industrial militar.
La preocupación occidental se centra en el rápido avance de la capacidad defensiva de Rusia, alimentada por la cooperación con China en áreas como la adquisición de componentes electrónicos y la producción de armas. Esta situación plantea desafíos significativos para la estabilidad regional y mundial, y destaca la importancia de las relaciones internacionales en la era moderna.
La prueba exitosa del misil balístico intercontinental subraya el continuo desarrollo militar de Rusia y sus implicaciones para la seguridad global, mientras las tensiones entre Moscú y Occidente siguen en aumento.






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